Análisis de Orina
[themify_icon icon=”fa-question-circle” style=”medium” icon_color=”#243D7A” ]¿Qué es?
[themify_icon icon=”fa-list-ol” icon_color=”#243D7A” ]Preparación
[themify_icon icon=”fa-user-md” icon_color=”#243D7A” ]Resultados
Resultados de un Análisis de Orina
Dentro del análisis de orina se pueden realizar múltiples estudios. Por eso cuando el médico nos entrega los resultados de orina hay muchos datos numéricos acompañados de nombres y siglas que son difíciles de entender. Las pruebas que más se utilizan son:
• Tira reactiva: se sumerge una tira de papel con reactantes químicos que reaccionan con ciertas sustancias que puede haber en la orina. Es el mismo método que se utiliza para los test de embarazo.
• Sedimento de orina: en la orina hay componentes sólidos disueltos. Para estudiarlos, la orina se centrifuga y los sólidos quedan en el fondo. Después se estudian al microscopio.
• Análisis fisicoquímico: consiste en el estudio de ciertas propiedades físicas de la orina (como la densidad) y los componentes químicos que hay en ella (iones, glucosa, etcétera).
Tira reactiva: Este método, es el mismo que se utiliza para confirmar la existencia de un embarazo. Consiste en una tira de papel impregnada de reactantes químicos que se introduce en la orina y nos arroja los siguientes posibles datos y resultados:
pH
Es la medida que se utiliza para medir la acidez de la orina. Un pH menor de 7 se considera bajo y por lo tanto ácido, un pH mayor de 7 se considera alto e indica que la sustancia es básica. Habitualmente la orina tiene un pH que oscila entre 4.5 y 7.5, es decir, es ligeramente ácido.
pH menor de 4.5: indica que hay un exceso de sustancias ácidas en el organismo y que se están expulsando. Esto suele suceder en infecciones graves o en la diabetes mellitus no controlada.
pH mayor de 7.5: principalmente sucede cuando los riñones no son capaces de eliminar las sustancias ácidas de la sangre, de forma que se acumulan y producen alteraciones metabólicas. Esto sucede en la insuficiencia renal.
Cuerpos cetónicos
Cuando el cuerpo humano no puede producir energía a través de la glucosa y otros azúcares comienza a quemar ácidos grasos de forma descontrolada. Esto da lugar a la producción de unas sustancias llamadas cuerpos cetónicos, que aparecen en ayunos prolongados y diabetes descompensadas. Lo normal es que en la orina no existan, y cuando los hay se considera una muestra alterada. Se clasifica su gravedad e importancia según la concentración de cetonas:
Leve: 20 mg/dL.
Moderada: 30-40 mg/dL.
Grave: 80 mg/dL.
Nitritos
En la orina hay sustancias de desecho cuyo principal componente es el nitrógeno (por ejemplo, la urea). Cuando hay bacterias en la orina, por una infección, pueden utilizar esos compuestos para alimentarse, para ello transforman los nitratos en nitritos. Por eso la presencia de nitritos en la orina orienta hacia una infección activa.
HCG
La Gonadotropina Coriónica Humana (HCG) es la hormona cuya presencia en la orina se utiliza para realizar el diagnóstico del embarazo. Aparece en la sangre en las primeras semanas del embarazo ya que es sintetizada por la placenta. Tiene efectos sobre varios órganos del organismo y su función es preparar al cuerpo de la mujer para el embarazo.
Sedimento urinario: En el laboratorio se puede centrifugar la muestra de orina, quedando los sedimentos sólidos en el fondo que tras estudiarse al microscopio nos aportan estos datos, cuya presencia o alteraciones pueden indicar diversos problemas médicos:
Proteínas
Habitualmente las proteínas no aparecen en la orina porque son moléculas demasiado grandes como para filtrarse en el riñón. Si aparecen podemos dividir este hallazgo en:
Proteínas hialinas: puede considerarse normal la aparición de proteínas hialinas en cantidad moderada. Este tipo de proteínas las sintetiza el propio riñón y no indican enfermedad. Cuando aparecen en exceso se puede deber a un daño global del riñón (una necrosis tubular aguda, por ejemplo).
Microalbuminuria: la presencia de albúmina en la orina es siempre patológica. Cuando aparecen entre 30-300 mg/dL se considera que hay un daño leve del riñón. Es un dato muy importante en la diabetes mellitus, y es obligado comenzar con tratamiento médico para corregir esta alteración. La presencia de microalbuminuria supone un círculo vicioso, ya que daña al riñón por sí misma.
Proteinuria: cuando se superan los 300 mg/dL hablamos de proteinuria franca. El daño renal es severo y muchas veces el tratamiento sólo puede ralentizar la enfermedad. A veces ocurre en el contexto de enfermedades puntuales que desaparecen en el tiempo, como el síndrome nefrótico.
Glóbulos rojos: la presencia de hematíes o glóbulos rojos en la orina indica que algo no va bien. Los glóbulos rojos son células bastante grandes como para atravesar el filtro del riñón en condiciones de salud. Señalan daño en el riñón (síndrome nefrítico, por ejemplo) o en las vías urinarias (cálculo que dañen la pared de los uréteres o tumores en la vejiga, por ejemplo). Podemos dividir este hallazgo en:
Microhematuria: cuando la orina se ve a simple vista no está teñida de sangre, pero al verla al microscopio se observan hematíes flotando que indican un sangrado leve.
Macrohematuria: en este caso la orina ya está teñida de sangre y se puede ver incluso mientras se orina. Cuando el sangrado no es muy abundante se dice que la orina sale en “agua de lavar carne”, es decir, con aspecto sucio y rojizo.
Hemorragia urinaria: el sangrado a través del tracto urinario es tanto que no parece orina. Al microscopio se observan tantos hematíes como en una muestra de sangre directa.
Glóbulos blancos: la presencia de leucocitos o glóbulos blancos en la orina es siempre patológica. Lo más frecuente es que indiquen que las células blancas de nuestro sistema inmune van hasta el tracto urinario para resolver una infección. También pueden observarse en los cólicos renales, porque la piedra impactada produce una inflamación local.
Eosinófilos: dentro de los glóbulos blancos hay un grupo especial que se llaman eosinófilos. Estas células se activan ante cuadros alérgicos o parásitos. Su presencia en la orina orienta hacia un cuadro de esas características (por ejemplo, una nefritis intersticial por una alergia a medicamentos).
Bacterias: es normal encontrar alguna bacteria en la orina de forma aislada, la mayoría por contaminación de la muestra de orina recogida. Ante la presencia de bacterias en la orina se debe realizar una tinción de Gram, que consiste en teñir las bacterias para observarlas al microscopio e intentar determinar su origen. Si se cree que las bacterias pueden estar causando una infección, se debe realizar un urocultivo para ver qué especie es en concreto.
Cristales: en la orina hay sustancias disueltas en partículas. A veces esas partículas precipitan y forman cristales más grandes que pueden observarse en el microscopio. Algunos de estos cristales aparecen de forma natural en la orina, otros señalan alteraciones del riñón o de la composición de la orina. El pH juega un papel fundamental para la prevención de la formación de este tipo de cristales. Los cristales más frecuentes son:
Ácido úrico: la hiperuricemia es causa frecuente de cristales en la orina, muchas veces acompañados de gota.
Cistina: a la presencia de estos cristales se llama cistinuria, y puede ser el primer síntoma de alteraciones del metabolismo de aminoácidos.
Oxalato cálcico: junto con el fosfato cálcico con los dos tipos de cristales en los que el calcio tiene un papel principal. Las alcachofas favorecen la aparición de estos cristales, que en principio no indican alteraciones del sistema urinario.
Análisis fisicoquímico: el análisis pormenorizado de algunas propiedades físicas de la orina (volumen, densidad, color, aspecto, olor) y los componentes químicos que contiene permite diagnosticar algunas enfermedades:
Color y apariencia: aunque parezca demasiado simple, la visualización de la muestra de orina de forma directa puede dar información muy valiosa para el diagnóstico y también para orientar el análisis de laboratorio. El color indica también qué tipo de sustancias pueden estar disueltas en la orina, los más característicos son:
Color vino, coñac o cocacola: señala la presencia de bilirrubina en exceso en la orina.
Color rosado intermitente: señala la presencia de sangrado moderado, en “agua de lavar carne”.
Color anaranjado: aparece así cuando se toman ciertos fármacos, como la rifampicina.
Color blanquecino: indica presencia de pus en la orina, se llama piuria.
Glucosa: el rango normal de la glucosa en la orina es de 0-0,8 mmol/L (0-15 mg/dL). Es decir, lo habitual es no tener glucosa en la orina o tener muy poco. La glucosa es muy pequeña y sí se filtra en el riñón, pero después se reabsorbe casi toda porque es un elemento básico para la obtención de energía por parte de nuestro organismo. La presencia de glucosa en orina quiere decir que la cantidad de azúcar en sangre es tan elevada que el riñón no puede reabsorber todo y lo elimina. Esto ocurre principalmente en la diabetes mellitus.
Bilirrubina y urobilinógeno: la bilirrubina y urobilinógeno se sintetizan en el hígado y de ahí la mayor parte pasan al tubo digestivo, aunque un pequeño porcentaje de bilirrubina conjugada pasa a la sangre y se elimina por los riñones. Es la responsable del color amarillento de la orina. Cuando por algún motivo la bilirrubina no se puede eliminar hacia el tubo digestivo (por ejemplo, un cálculo biliar) la cantidad que pasa a la sangre es mayor y la orina se tiñe de un color más intenso, incluso marrón.
Densidad: la densidad de la orina es la masa que posee por unidad de volumen. Sus valores normales están entre 1000-1030. Es una forma indirecta de medir la concentración de partículas que hay disueltas.
Menos de 1000: significa que la orina está muy diluida y la concentración de partículas es muy baja. Sucede cuando el riñón elimina más cantidad de agua de lo normal, como cuando tomamos diuréticos, padecemos diabetes mellitus o diabetes insípida.
Más de 1030: la orina tiene muchas sustancias concentradas. Suele ocurrir en situaciones de deshidratación, cuando el riñón reabsorbe más agua y la orina aparece así más concentrada.
Osmolalidad: es una forma más exacta de medir la concentración de solutos en la orina. Los valores normales varían de 50-1200 mOsm/kg. Realmente es útil cuando realizamos análisis comparativos en el tiempo tras cambios en la ingesta de agua. Es decir, si estamos durante unas horas sin beber agua, el riñón debería reabsorberla, la orina estaría más concentrada y su osmolalidad más alta. Al contrario, si bebemos mucha agua en un espacio corto de tiempo, el riñón no absorbería agua, la orina estaría más diluida y su osmolalidad más baja.
Sodio: el sodio se encuentra de forma natural en la orina, de hecho es el elemento más importante en todas las secreciones orgánicas. Los valores normales son 40-220 mEq/L/día. La retención de agua por parte del riñón, y por tanto la regulación de la hidratación corporal, la realiza a través del sodio ya que es un mineral que capta agua.
Menos de 40: el riñón está reabsorbiendo sodio (y por lo tanto agua) y por eso aparece disminuido en la orina. Sucede en situaciones de deshidratación, pero también en enfermedades como la insuficiencia cardíaca donde el mecanismo de retención de agua está alterado.
Más de 220: el riñón elimina sodio y hay mucha cantidad en la orina. La causa más frecuente es el tratamiento con diuréticos.